Wednesday, July 19, 2006

Las cosas que cambian

Antes no se si había escacés de cajones pero los señores que hacían los envíos en el supermercado acomodaban las cosas con pericia y estudiada estrategia para explotar al máximo su capacidad, para luego sacar una a una las cosas y acomodarlas sobre la mesada de la señora de turno (en este caso, yo). En cambio ahora ponen bolsas de polietileno en el fondo del cajón, lo cual es empresarialmente un hallazgo porque los pibes tardan muchísimo menos en descargar su mercancía, pero por otra parte llenan mil cajones con dos cositas cada uno, de modo tal que una compra pequeña como la que acabo de hacer ocupa cuatro cajones cuando entraría perfectamente en uno. Esto último, sinceramente, no me lo explico demasiado, porque a la empresa le convendría que un repartidor hiciera todo el trabajo posible en un solo viaje, y el exceso de cajones a transportar dificulta esto.
Otra cosa implementada recientemente es el forrado térmico optativo para guardar cosas de heladera.
Las bolsas esas enormes con que forran el cajón para ahorrar tiempo están buenas para que juegue Dumas, el gato de mi amiga Josefina. Le encantan.
Respectfully submited,
Martino

PS: Choqué el auto de papi, lo hice acordeon, y me lastimé mi manita. Ayer. Muy borracho. Aunque el médico de la ambulancia que hizo venir la policía (GAWD) dijo que no había ingerido alcohol. Y las tresmil veces que me lo preguntaron los oficiales, no lo negué, sino que puse cara de inocente y pregunté "¿Por qué?". De modo tal de dar a entender que no, sin negarlo, por las dudas. Más allá de que tengo una garantía constitucional que me permite no declarar la verdad en un caso que versa sobre mi propia conducta. De todas maneras, el policía, antes de que llegara la ambulancia, me aconsejó veladamente que les dijera que no había tomado nada, tranquilizándome con que no me iban a hacer ninguna comprobación a fines de determinarlo, cosa que no fue del todo cierta porque me hicieron caminar en linea recta y luego pararme con los ojos cerrados, cosas ambas en las que tuve éxito. Llamé a mi hermano para que me trajera los papeles del seguro (encima no tenía el último comprobante, soy un horror), y a mi primo Mariano que vive a dos cuadras del lugar de la colisión para que me asesorara jurídicamente. Quien al ver la ambulancia se asustó mucho. Todo esto a las cuatro de la mañana. Yo cuando la hago, la hago bien.
M.

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7 Comments:

Blogger Ane said...

a) Todo fue estrategicamente articulado por el gato de Josefina, obvio
b) Saluuu!! Que anda de vacaciones

3:34 PM  
Blogger Martino said...

Nunca hay que confiar en un gato. Son muy malas secretarias.

4:27 PM  
Blogger J. said...

Ehm. Sí, ver jugar a mi gato con esas bolsas amerita que el señor Coto sufra un déficit de millones.

7:28 PM  
Blogger Martino said...

Digamos la verdad, Josefina, ni vos ni yo compramos ni compraremos jamás en Coto. Vos comprás en el chino, tu mamá compra en Disco, y yo compro en el chino y en Disco alternativamente.

9:36 PM  
Blogger P.Ing.- said...

Yo hace poco me compré todo un juego de vajila blanca básico en Jumbo, y en vez de traerlo ordenadamente en pilas de platos separados por diario, o el coso de burbujitas... me apareció un chabón con 8 (sí, ocho) cajones con bolsas y en cada bolsa estaban los distintos adminículos desordenados envueltos en cuatro bolsas cada uno, y nadando en una especie de líquido amniótico figurado, compuesto por... muchas bolsas. Nunca ví tanto polipropileno junto. Era absolutamente ridículo.

12:05 PM  
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