Hippismo nocturno

El viernes a la noche, mientras volvía a palermo y desde belgrano a bordo de un taxi bastante roto conducido por un señor bastante roto, me vi por la ventanilla algunas cosas:
En la Av. Santa Fe, justo luego de Pte. Pacífico, había un señor haciendo un fogón en la vereda. El caballero avivaba las llamas como si planeara prepararse una rica entraña ahumada al caño de escape para desayunar.
A unos metros del señor presumiblemente hambriento y ciertamente original, había unos guardias urbanos haciéndole un control de alcoholemia a una chica rubia y con un auto muy caro, que estaba visiblemente (aun desde un taxi en movimiento) con un pedo para veinte. Lo que me llamó la atención es la concentración que ponía la G. U. en su procedimiento inconstitucional, que les impedía notar que a esacasos metros un señor estaba haciendo un fogón en la vía pública. O, si lo notaron, les pareció totalmente normal, lo que me llama la atención más aún.
Finalmente, por al lado del señor del fogón pasaba uno de esos soldaditos todos decorados de dorado, rojo y azul que salen de uno de los regimientos que hay por ahí y que parecen sacados de una época en que ser militar no era un chiste de mal gusto. Este muchacho estaba tan bien entrenado que ni siquiera miró para el costado al pasar por al lado del señor del fogón, que ya se disponía a cantar "El Oso" mientras rasgaba una guitarra.
En resumen, a las 4 am en Santa Fe, mientras yo siento una cierta afinidad por todos los que me cruzo, los que me cruzo sienten una profunda indiferencia por todos los demás.