Tuesday, May 10, 2011

Inundaciones

(Esto lo empecé en febrero, mes de inundaciones todos los santos años, y decidí terminarlo hoy).

Espero que nunca, nunca, logren evitar las inundaciones en Buenos Aires.

No es simplemente que las actuales erosionan al Jefe de Gobierno, y, por lo tanto, hacen felices a las personas de bien. Son un factor identificante de la porteñeidad, nos recuerdan que nuestra ciudad está edificada sobre el mismo tipo de terreno que el D.F., y nos hacen sentir que no todos los días todo es igual.

Un día en que hace 40 grados es original y por lo tanto entretiene. Un día en que hace dos grados bajo cero, tres cuartos de lo mismo. Un día nieva, y es casi como si fuera una fiesta nacional. Un día hay una verdadera fiesta nacional y está todo cortado y pasan carrozas y tiran cuetes, y todos nos ponemos como chicos.

Bueno, con las inundaciones, pues lo mismo. Es una de las tantas maravillas de esta ciudad, que viene siempre para la misma época, como no conseguir taxis en diciembre, y que si bien se la podría tildar de incómoda, hace a la variedad de experiencias que esta ciudad única nos ofrece.

Y a mí, además, me hace acordar a mi abuela que antes de que entubaran el Maldonado iba a pescar ranas a su orilla.

Sobre las maravillas de la porteñidad, los recuerdos de mi abuela, las cosas que me hacen bien y las cosas que me hacen mal, están todos invitados a leer en "Hoy en la Plaza", el blog que acabo de crear y que vamos a ver si funciona. Osea, si yo funciono con él.
 
 

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