Wednesday, January 20, 2010

Crónicas de Costa Rica

Día 0 - Lo global:
La vida aeroportuaria parece diseñada por un gobierno totalitario novelero. Esa idea del estar en ninguna parte, o en cualquier parte, porque todos los aeropuertos son iguales, y venden los mismos productos, sumado a la ausencia de tiempo, porque todos son iluminados y los horarios de los vuelos son caprichosos, hacen que uno entre en un estado de no-pensar muy útil para quienes tienen que organizar el movimiento de miles de personas. Yo me presto de mil amores, porque hacía mucho que no dormía y pasé los vuelos ignorando la oferta de películas y juegos y aceptando la de almohaditas y mantas. De todos modos debo decir que las líneas aéreas están poniendose mucho las pilas con las computadoritas para que la gente se divierta en su asiento.
A esta reflexión general debo contraponer una observación particular: Bogotá es distinto. En bogotá es el proceso. En Bogotá los yankis han decidido que todo latinoamericano es peligroso y debe ser amenazado en repetidas oportunidades. En una escala de dos horas vi más milicos y me controlaron papeles y equipajes más veces que en el resto de mi vida. En Bogotá me palparon de armas dos veces, ambas luego de pasar por un detector de metales que no sonó. En Bogotá para pasar al lugar donde están las sillas (te hablo de la zona internacional del aeropuerto, jamás pasé por migraciones ni entré oficialmente a Colombia) tuve que pasar por dos controles de metales y equipajes y papeles y destinos y preguntas. Para sentarme a esperar. Si quería ir al baño (no quise) tenía que salir de la sala, y consecuentemente luego volver a pasar por todo eso.
Esto lo cuento para que tengamos presente lo que es vivir en un estado militarizado. Los milicos eran todos muy amables y correctos, pero están por todos lados. Desde la ventana del avión vi cómo palpaban de armas al empleado del aeropuerto que iba a subir los equipajes a la bodega. Y el tipo trabaja ahí. Aparentemente estaba llegando un vuelo de Medellín, y como están en guerra o algo así estaban peor que nunca. (Esta reflexión ha sido corroborada por un politólogo colombiano).

Día 0 - La Colonia:
En esta sucursal de los EEUU la mayoría de la gente no es simpática, y si lo es se nota mucho que lo hacen por su trabajo. Eso es lo primero que noté. A excepción de un taxista muy amable que me trajo del aeropuerto al hotel. El hotel es el primer hotel importante que se hizo en Costa Rica (en 1930) y que se construyó por un contrato entre el Presidente del país y un empresario hotelero. El contrato salió por ley del congreso. Algo muy Roca-Runciman, según colegí. El mismo está enfrente del Teatro Nacional, una especie de Colón a escala reducida que también se construyó a modo de sometimiento y en 1890. Para los que creen que exagero con eso del sometimiento, en el hall del teatro hay un enorme mural que se llama "Alegoría del café" y representa la explotación del pueblo a manos de capitales internacionales. De modo no crítico, claro. El hotel no ha sido demasiado remodelado desde entonces y presenta una especie de decadencia que un ratón me acaba de confirmar. Me puso un poco nervioso ver un ratón paseando por mi cuarto, la verdad sea dicha. No se si lograré dormir muy bien. Es la primera vez que comparto dormitorio con un roedor (que yo sepa). Pero no se me ocurre qué voy a ganar haciendo escándalo a esta hora de la noche.
En cuanto al tema de la noche, acá teóricamente es 3 horas más temprano que en Buenos Aires, pero amanece tres horas antes y anochece tres horas antes, y la gente hace todo tres horas antes, de modo que es una diferencia horaria meramente nominal. Yo me sigo manejando con horas Bs.As. y tan contento. Excepto por lo del ratón que me tiene histérico desde hace media hora. De hecho, no puedo seguir escribiendo porque no me puedo concentrar en la pantalla. Sigo mañana con el resto de "La Colonia" y "Día 1- Los Bancos Centrales".

0 Comments:

Post a Comment

<< Home