Friday, August 11, 2006

Una cosa réquete-rara (parte I)

Como los viernes es el día de mayor audiencia, y para no defraudar a quienes siguen las andanzas de este personaje entrañable, les voy a contar, mis chicuelos, una historia verídica que esta semana -semana de casualidades- tomó un giro más curioso todavía que el que venía teniendo desde que empezó.
Resulta que hace dos años, una vuelta, con Herbal, estábamos buscando un proveedor de cierto elemento acá en plaza Serrano. Había unos muchachos con rastas tocando una especie de tamborcito raro que nos indicaron a un señor que acomodaba autos como proveedor de dicho elemento, y éste nos facilitó un papelito doblado de tal modo de formar un paquetito que contenía dentro el elemento buscado y que, por otra parte, nos cobró el doble de lo que valía.
O eso pensamos, porque al desdoblar el paquete una vez en mi casa, descubrimos que no se trataba de un papel cualquiera sino de un papel con algo escrito. El destino de elemento referido no es el tema a tratar, sino lo que decía ese papel. Y era esto:
Para Máximo Etchecopar, en la amistad y mi admiración por su obra y su personalidad.
Cordialmente,
X X X X (no se entiende bien)
En un principio nos llamó la atención porque el caballero que firmaba esta especie de autógrafo o dedicatoria tenía mi mismo apellido, que no es tan común, y por ser un autógrafo que un señor que acomoda autos usaba para envolver sus productos. Era raro.
Quedó el autógrafo pegado en mi corcho durante este tiempo, y esta semana, al ver un aviso fúnebre de otro Etchecopar que no tenía nada que ver, decidí buscar en internet quién cuernos es Máximo Etchecopar y cuál es esa obra que admira tanto mi pariente.
Encontré que era uno de estos intelectuales del siglo XX que había acá en Argentina. Nacido en Tucumán pero vivido acá, amigote entre otros de Manucho Mujica Lainez y de Marcelo Sanchez Sorondo. Y resulta que, hablando con mi padre del tema, él lo conoció allá por la década del Pfff a este señor en las reuniones del Circulo del Plata a las que lo arrastraba Sánchez Sorondo.
Entonces la teoría número uno era que un famoso caballero de mi apellido, también escritor, padre de un actual encuestador, era el firmante del autógrafo, que sería una dedicatoria de un libro, arrancada, que le podría haber dedicado a Máximo.
Por cierto, este señor Máximo era un tomista repulsivo y facista, según se desprende de la biografía que encontré.
Pero también encontré a un arquitecto que tiene una página de internet y al que le han hecho varias entrevistas asique debe ser importante, que se llama Máximo Cossio Etchecopar. Entonces "su obra" sería una obra de construcción, y este acomodador de autos sería un ex albañil. Esta teoría es muchísimo menos divertida que la que incluye a los grandes nombres de nuestra historia, pero más posiblemente real, ya que el papel no parece ser tan viejo como lo sería si fuera el de la teoría uno.
En fin, por ahora esas son las hipótesis que manejamos, y están invitados a acercarme sus propuestas a ver si resolvemos este misterio de una vez por todas y descubrimos al firmante y al malagradecido destinatario.

3 Comments:

Blogger J. said...

Yo obviamente me perdí, pues eran demasiadas variables juntas para manejar un viernes recién despierta.
Y no hay que manejar con sueño, si lo sabremos.
Bueno, te mando un besote y cuídense que es posible que Sofi caiga con una de sus finas piezas de repostería por allá.

7:44 AM  
Blogger Martino said...

¿Te tengo que volver a explicar que yo vivo en Palermo?

10:04 AM  
Anonymous Anonymous said...

Ciertamente, es muy probable que Enrique Zuleta Alvarez le haya dedicado una libro a Etchecopar.
Por otro lado, es muy triste que un Zuleta, hijo de un seguidor de Sánchez Sorondo, se drogue, considere al tomismo como repulsivo y practique el amor libre. Si este es el estado de la tradicional clase dirigente argentina, quizás seas conveniente que los plebeyos continúen en el poder.

3:48 PM  

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