Thursday, May 10, 2007

Mi padre, Thomás y la literatura

Mi padre tiene un surtido inimaginable de giros inesperados. Inesperados, claro, para los demás, porque yo me crié escuchándolos, de modo que asumí su normalidad hasta que, un poco más adulto, empecé a darme cuenta de que la gente normal no hablaba así, sino de un modo harto menos imaginativo.
Sigo descubriendo aun hoy el verdadero origen de determinadas expresiones. Por ejemplo, cuando algo que hacíamos mi hermano o yo -y, por extensión, alguna otra persona- le desagradaba, gritaba "Maloinsema Loproibito", o eso creía yo que decía, y jamás me cuestioné si esa frase tenía un significado. Todo lo contrario, yo ya SABIA su significado: Mi padre estaba disgustado con alguna cosa acaecida. Me di cuenta hace poco que lo que quería decir era "Malo in sé, malo prohibito", es decir las dos concepciones de ilícito en la teoría del derecho: Antiguamente, el ilícito era lo "malo en sí", concepto que fue reemplazado por un menos paternalista "malo prohibido", es decir que algo es ilícito porque está prohibido, más allá de consideraciones morales. El juntaba ambos conceptos para demostrar su desaprobación.
Recién encontré en una parte un poco abandonada de mi biblioteca -tengo más estantes de los necesarios pero menos de los que necesito- un libro que leí hace muchos años de Thomas Moro Simpson llamado "Dios, el Mamboretá y la Mosca - Investigaciones de un hombre curioso". Como el seminario de lógica y filosofía analítica al que asisto cuenta últimamente con la presencia de tan importante personaje de las letras y las ciencias como es Thomás, y me ha caido muy simpático a pesar de su verborragia, me puse a hojear el libro re-encontrado. Y quiso el destino que entre sus páginas me encontrara el origen de otro recurso habitual de mi padre: Cada vez que una persona en la calle maniobraba de modo imprudente y luego resultaba que era una mujer mi padre decía-enfatizaba-cantaba "Tenía que ser mujer". (Todas las frases raras a las que me he referido tienen su propio cantito en el tono de voz, lo que estimuló siempre mi falta de interés en su origen, ya que me parecía que querían decir lo que querían decir más allá de cualquier problema etimológico).
Resulta que uno de los relatos de este compendio de genialidades se llama "Mujeres" y, abordando en realidad el problema del prejuicio irracional vs. creerse racional, hace referencia a un ficto episodio en que todo el pasaje de un colectivo vocifera "Tenía que ser mujer".
Descubrimientos se hacen a diario y, en general, los que hacen a la literario-filosófica deformación del demente de mi padre me resultan interesantísimos.

(Thomas Moro Simpson; Dios, el Mamboretá y la Mosca; La Pléyade, Bs. As., 1973)

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2 Comments:

Blogger Giorgio Novalgina said...

Un día me desperté odiando a la filosofía analítica. No sé, ahora me caes menos simpático.

2:53 PM  
Blogger Giorgio Novalgina said...

uh, yo me quería pelear y vos no me contestas :P

9:07 PM  

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