Friday, May 25, 2007

¿Chúcaro?

Cuando el lunes 21 al mediodía me di cuenta de que había perdido mi celular por un momento me sentí desprotegido. Sin embargo, antes de que hubieran pasado diez minutos del instante recién referido, me sentí liberado. Durante el transcurso de la semana, la sensación de libertad ha continuado pero ha ido creciendo el sentimiento de culpa por no haberle avisado a casi nadie que estoy sin celular o, mejor dicho, el número de celular provisorio en el que me pueden encontrar.
Fuera de mis jefes y de mis primos -los de la historia del elefante-, todos los demás me podrían buscar día y noche sin atinar a dar conmigo, excepto que se acordaran el teléfono de mi casa, cosa que, espero, no pase. La sensación de libertad va más por el lado de que no me pueden romper las pelotas mis amigos que por el de que no me pueden romper las pelotas mis empleadores, que fue lo que me alegró originariamente.
Esto implica que soy un hijo de puta, si no estoy muy alejado de la verdad y si mis elucubraciones no me engañan.

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